Por: M. en C. Olmo Torres Talamante
En la entrega anterior dijimos que los tiburones y las rayas son un grupo de peces, elasmobranquios que han evolucionado por más de 400 millones de años. Los elasmobranquios ayudan a mantener el balance entre las poblaciones de peces depredadores de niveles más bajos y sus presas. Si faltan los tiburones y rayas se rompe el balance del océano, y muchas otras especies de peces desaparecen; esto afecta la pesca comercial que es fuente de trabajo de miles de pescadores que nos proveen alimento en las ciudades.
Los tiburones y rayas son altamente vulnerables a la pesca ya que las características de su ciclo o historia de vida es similar a la de nosotros los humanos. En general se alcanza la madurez sexual para reproducirse entre 10 y 15 años, tienen periodos de gestación muy largos, dan a luz pocas crías y después de dar a luz las hembras descansan uno o dos años antes de aparearse otra vez.
En 2006 un estudio publicado en Ecology Letters por Investigadores de la Universidad de Hawaii y el Imperial College de Londres estimó que entre 1996 y 2000, la pesca de tiburones para el mercado de aletas fue de entre 23 y 73 millones de tiburones al año, con un promedio de 38 millones al año, cuatro veces más que lo reportado en los informes de la FAO (Organización para la Alimentación y Agricultura de la ONU). Este fue el estudio que prendió los focos de alarma a nivel mundial dando inicio a la era de la conservación elasmobranquios.
Obviamente estos millones de tiburones se pescaron por todos los mares del planeta. La pesca dirigida de tiburones y rayas para el mercado de aletas y la pesca incidental en redes, son responsables del dramático declive de las poblaciones. Como resultado al menos 20% de todas las especies de rayas y tiburones están en peligro de extinción.
De acuerdo con Nicholas Bakalar de National Geographic News en San Diego California, un tazón de sopa de aleta cuesta 18 dólares y el plato de aleta completa cocinada a fuego lento cuesta 40 dólares. Unos 400 dólares el kilogramo de aleta. Si bien este platillo llega a ser de los más caros, nutricionalmente y en cuanto al sabor, la relación es muy pobre.
El mercado mundial de aletas no solo se alimenta de la pesca industrial, extiende sus redes a los pescadores rivereños que andan en sus pangas cerca de la costa donde también se consume la carne de tiburón pero con un valor bastante bajo. Las famosas empanadas de cazón o el tradicional pan de cazón es la carne del lomo del tiburón. Típicamente el cazón comprende un grupo de tres especies de tiburones que son de una talla pequeña y nunca alcanzan más de 140 cm de longitud total. Sin embargo es común que los juveniles de otras especies sean pescados y tratados como “cazón”; también se debe de señalar que hay especies que se pescan específicamente por sus aletas, como los tiburones martillo o las mantarayas.
Para atacar este problema la comunidad científica internacional que estudia elasmobranquios generó información para proponer un listado de especies para que sean incluidos en CITES, la Convención Sobre el Comercio Internacional de Especies de Flora y Fauna en Peligro de Extinción. Este acuerdo entre 181 naciones, incluyendo a México, establece medidas para que el comercio no amenace la sobrevivencia de dichas especies.
CITES busca regular el comercio a través de criterios normativos y un sistema de licencias restringido a puntos de control avalado por Autoridades Científicas que aconseja sobre el efecto del aprovechamiento extractivo de una especies en particular de acuerdo al estado de conservación de las poblaciones. CITES no remplaza las leyes nacionales sino que es una marco normativo que cada país debe adoptar y ajustar a su propia legislación para ser implementado.
Toda importación, exportación o re-exportación e introducción de especímenes de especies enlistados en CITES tienen que contar con una licencia y documentación emitida por la autoridad competente en cuanto a manejo de las especies y una autoridad científica de cada país.
Las especies enlistadas están organizadas en tres Apéndices de acuerdo al grado de protección. El Apéndice I incluye especies en peligro de extinción. El comercio de estas especies se permite sólo en circunstancias excepcionales. El Apéndice II incluye especies que no necesariamente están en peligro de extinción, pero para las que el comercio debe ser controlado para evitar que la utilización sea incompatible con su sobrevivencia. El Apéndice III incluye especies que están protegidas al menos en un país el cual pide ayuda a otros países miembros de CITES ayuda para controlar el comercio.
En 2013 en la Conferencia de las Partes (COP16), CITES se incluyó cinco especies de tiburones y todas las especies del genero Manta en el Apéndice II. Las especies son:
Tiburón oceánico de aleta punta blanca (Carcharhinus longimanus)
Tiburón cailón (Lamna nasus)
Tiburón cachona o martillo (Sphyrna lewini)
Tiburón martillo liso (Sphyrna zygaena)
Tiburón martillo gigante (Sphyrna mokarran)
Mantarrayas (Manta spp.)
Estas especies se unen al listado de tiburones y rayas previo que contenía las siguientes especies:
Tiburón Basking (Cetorhinus maximus)
Tiburón ballena (Rhincodon typus)
Gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias)
Pez sierra (Pristidae spp., 7 especies)
Así las cosas en el mundo, la próxima Opinión hablaremos de la situación de México y Quintana Roo.
