
¿Se han imaginado alguna vez su vida en el futuro? ¿Han hecho recientemente un ejercicio de imaginación de cómo quieren verse, por ejemplo, en 10, 20 o 30 años?
Si lo han hecho, saben de lo complejo que es identificar cómo queremos vernos a futuro, pero también saben que, si lo tenemos claro, es más fácil planear y tomar pequeños pero firmes pasos hacia esa dirección. Si no lo han hecho, ¡que esperan! Vale la pena darse el tiempo de ejercitar la mente y vernos a futuro.
Cada que inicia una nueva administración federal, estatal o municipal (es decir, cada tres, cuatro o seis años) los funcionarios tienen la posibilidad de diagnosticar al sector, imaginar como quieren verse a futuro, y tomar acción en sus planes de desarrollo.
En algunos de los casos, estos diagnósticos se hacen internos con base en información recopilada en escritorio o encargada por alguna empresa consultora, los planes y programas se visualizan solo por los periodos que dura la administración, y si bien nos va, integran la sustentabilidad en alguna línea de acción o capítulo, como si se tratara de alguna actividad más.
Por ello es que me parece sumamente relevante el ejercicio de planeación que está realizando el estado de Yucatán, para el desarrollo de su Plan Estatal de Turismo. Hace unos días, fui invitado por su titular Michelle Fridman y su equipo, a participar como experto en los Foros de Consulta para el Plan Estatal de Desarrollo; interesante ver que están centrando sus esfuerzos en dos temas muy importantes, pero poco interiorizados por el sector turismo: el largo plazo y la sustentabilidad.
Les comparto algunas reflexiones sobre las buenas prácticas que identifico en el proceso de desarrollo de este Plan, los pasos que han seguido y el por qué considero relevante el proceso que están llevando a cabo, y al final escribiré también de los retos que tiene esta forma de planear y ejecutar, que ojalá se repitiera más en nuestro país.
Pensar a futuro. ¿Por qué planear con una visión 2040, si la administración estatal termina en 2024? La respuesta es porque se planea para el sector, no para la institución que lo gestiona. Y porque los retos del turismo siempre son presentes y futuros, tan importante es encargarse de lo urgente que de lo importante.
Buscar el desarrollo sostenible. Hoy, no hay otra forma de hacer turismo. Si queremos futuro, debemos encargarnos de llegar a ese futuro, y si no trabajamos en temas como uso del territorio, gestión de impactos del turismo, medición de huella de carbono, beneficio social, derrama económica extendida, entre otros, simplemente no llegaremos a 2040.
Validar el proceso. Seguramente muchas empresas consultoras se acercaron a Yucatán a ofrecerle sus servicios para hacer el Plan de Turismo. Sin embargo, quien tiene la responsabilidad de desarrollarlo es la Universidad Anáhuac, una institución neutral y muy reconocida en el tema y con gran experiencia de su titular, el Dr. Francisco Madrid y su equipo de trabajo en temas de turismo en México.
Pensar global. El proceso de consulta inicia con la organización de tres foros, donde son invitados a participar y reflexionar expertos en su área de desarrollo. No puedo mencionar a todos, pero les aseguro que los especialistas en sustentabilidad, política pública, desarrollo de productos y experiencias turísticas, tecnología, promoción y otros han expuesto sus reflexiones en el estado.
Actuar local. Claro que es importante escuchar a los expertos globales, pero también a los expertos locales, quienes impulsan el desarrollo del turismo en el estado. Estos foros (tres, en los lugares más emblemáticos del turismo en Yucatán), incluyeron foros de consulta con la población local, empresarios, organizaciones de la sociedad civil, académicos, que servirán para nutrir el Plan. Porque es necesario planear para quienes serán los impulsores y receptores de la política pública.
Así que me quedo muy contento con haber sido parte de este ejercicio, pero también me quedo con algunas reflexiones que aquí comparto, y que espero sirvan para consolidar la sostenibilidad en el largo plazo en el turismo en Yucatán, y motivar a otros estados y destinos a hacer lo propio.
El futuro es incertidumbre. Es difícil imaginar, pero sobre todo modelar lo que pasará a futuro. Una de mis muchas reflexiones del foro fue ¿cómo estarán nuestros cenotes en 2040? En un contexto de cambio climático y de contaminación, tal vez el principal atractivo del estado ya no exista. ¿Podemos controlar el proceso? Sí, en parte, pero también es cierto que no tenemos los datos exactos para saber que pasará. Así que el trabajo de modelación de futuros (esperados y deseables) para el turismo en el estado será fundamental.
¿Sostenibilidad o sustentabilidad? En mi presentación en el Foro, argumentaba que no debemos concentrarnos en definir si el concepto debe ser uno u otro, sino trabajar en entender que si un equilibrio entre lo económico, ambiental y social la cosa no funciona. ¿Estamos listos para ello? ¿Hay las estructuras en el estado, en las instituciones, en el sector privado para lograrlo? La colaboración entre sectores (desde la Secretaría de Desarrollo Sustentable hasta las organizaciones de la sociedad civil) será clave en el desarrollo del Plan, pero, sobre todo, en su implementación.
¿Quién implementa? ¿Se lo dejamos al Gobierno? ¿Y después? ¿Qué pasa de 2025 en adelante? Si el Plan está pensado para el sector, lo debe implementar el sector. ¿Fácil? No, y ahí el gran reto de este modo de pensar disruptivo. Se requiere un esquema de gobernanza, liderado por aquellos actores que no están sujetos a tiempos políticos (empresarios, sociedad civil, ciudadanía) que se encargue de implementar las acciones del Plan. Ejemplos ha habido muchos (Comités de Pueblos Mágicos, Consejos Consultivos, Organismos de Gestión de Destino), casos exitosos, pocos. Ojalá en 2040 presumamos que en Yucatán se logró un esquema que funciona y funciona bien.
¿Y el financiamiento? Un Plan del sector turístico no puede ser solo financiado por el gobierno. Se requiere un compromiso fuerte del sector privado y social, y generar lo mecanismos para que todos inviertan en la sustentabilidad y en el largo plazo. Por fortuna, muchas organizaciones globales están interesadas en apoyar procesos relacionados con turismo sostenible y gestión local. Habrá que aprovecharlas también.
Cierro pensando que conocer y participar en estos procesos me llena de esperanza; en turismo sustentable, desgraciadamente seguimos con más noticias malas que buenas, por lo que es importante celebrar estos esfuerzos y sumar fuerzas para que las cosas sucedan.
En 2040, tendré 61 años. Y me encantaría escaparme, como lo hago hoy, un fin de semana a alguno de los maravillosos cenotes del estado y seguir disfrutando de su agua cristalina; llegar a la plaza de Valladolid, y sentarme en sus bancas frente a frente con Ángela, mi esposa, a escuchar el sonido de las aves y cenar en un espectacular restaurante local; conducir a Mérida y descubrir que a pesar de los años, sigue siendo una ciudad maravillosa para vivir y visitar; o aventurarnos a visitar sus Áreas Protegidas y reconectar con la naturaleza, sentirse pequeño con la inmensidad de la belleza natural y de repente, encontrarnos solos, sin ruido, sin masas, en sus rías, ciénegas humedales y playas.
Deseo, y me sumo, a que este proceso nos pueda dar los mejores resultados.