Este 16 de junio celebramos el Día Mundial de las Tortugas Marinas, uno de los animales marinos más antiguos del planeta, pero también uno de los más amenazados por la presencia de plásticos en el agua, la contaminación del agua y construcciones en las zonas de anidación.
En este día tan especial, además de hacer conciencia sobre su cuidado, te queremos compartir algunos datos interesantes que recopiló National Geographic sobre estos fascinantes reptiles.
Las tortugas son de los animales más antiguos del mundo, superando a las serpientes, los cocodrilos y los caimanes. Estas criaturas se remontan a la era de los dinosaurios.
Alrededor del mundo hay siete especies de tortugas marinas: la tortuga plana (Natator depressus), la tortuga verde (Chelonia mydas), la tortuga carey (Eretmochelys imbricata), la tortuga boba (Caretta caretta), la tortuga laúd (Dermochelys coriacea), la tortuga olivácea (Lepidochelys olivacea) y la tortuga bastarda (Lepidochelys kempii).
Al respecto, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales refiere que México alberga a las siguientes especies de tortugas:
- Tortuga laúd (Dermochelys coriacea) es la más grande del mundo.
- Tortuga verde o blanca (Chelonia mydas) se llama así por la grasa del cuerpo, que es de un tono verdoso.
- Tortuga caguama (Caretta caretta) se distingue por su coloración más rojiza y por su cabeza más gruesa y grande.
- Tortuga lora (Lepidochelys kempii) es la tortuga marina más pequeña, mide 52 y 74 cm, pesa entre 32 y 49 kg.
- Tortuga golfina (Lepidochelys olivácea) mide alrededor de 75 cm y pesa como máximo 45 kg.
- Tortuga de carey (Eretmochelys imbricata) su rasgo más distintivo es la bella trama de tonos cafés y verdes que decoran su caparazón y plastrón.
De acuerdo con National Geographic, el caparazón de una tortuga forma parte de su esqueleto y se compone de más de 50 huesos, entre los que se incluyen la caja torácica y la columna vertebral.
Además, las tortugas marinas no tienen dientes, sino una serie de picos de queratina (el mismo material del que están hechas las uñas) en la parte superior de sus bocas. Su alimentación depende del entorno en el que viven, pero todas las tortugas marinas son omnívoras y su dieta puede variar desde algas a calamares, pasando por medusas. Es más, las tortugas parecen preferir alimentos de color rojo, naranja y amarilla.
En cuanto a su reproducción, los expertos señalan que sus enormes caparazones añaden una dificultad física adicional al apareamiento. El pene del macho emerge, pasa por debajo del caparazón de la hembra y posteriormente lo mete en la cloaca de ella.

Investigaciones publicadas por National Geographic indican que, en los meses cálidos, las tortugas hembra acuden a las playas en las que ellas mismas nacieron en busca de un punto de anidación.
Pueden llegar a poner 100 huevos, que incuban durante aproximadamente 60 días. Un hecho curioso es que las tortugas laúd emiten sonidos curiosos mientras anidan y algunos de ellos se parecen a los eructos humanos.
Una vez que los huevos eclosionan, las tortuguitas recorren a duras penas el tramo de arena que las separa del mar. Para guiarse utilizan la luz de la luna o de las estrellas que se refleja sobre el agua.
Se estima que solamente una de cada 1.000 crías de tortuga marina sobrevive y alcanza la edad adulta. Las tortugas marinas pueden vivir de 150 a 200 años según su especie. Otro dato impresionante es que las tortugas marinas pueden migrar largas distancias.
El récord lo ostenta una tortuga laúd hembra que logró nadar 20.900 kilómetros en 647 días, desde Indonesia a la costa oeste de Estados Unidos.
Desafortunadamente, y pese a todas sus características y adaptaciones, seis de las siete especies de tortugas marinas han sido declaradas en peligro crítico, en peligro o vulnerables según la Lista Roja de la UICN. Para la séptima especie se carecen de datos suficientes para establecer una clasificación.