La minoría más grande del mundo, estimada en unos 1,000 millones de personas con alguna discapacidad, busca constantemente destinos turísticos para vacacionar.
En la Unión Europea se trata de un negocio que supone un mercado potencial de 80 millones de personas y que se eleva hasta 130 millones al considerar a los acompañantes.
Más aún, es un mercado en crecimiento dada la pirámide poblacional en muchos países de la zona, lo que también vale para otras regiones del mundo.
Esto supone un reto aún pendiente para los destinos de América Latina y el Caribe, una región en la que hasta el 15% de la población, padece al menos alguna discapacidad.

Los turistas con discapacidad se enfrentan a toda una serie de desafíos. No obstante, un nuevo estándar internacional pretende ser una palanca para promover el cambio.
La Organización Internacional de Normalización (ISO), publicó la primera norma mundial sobre turismo accesible.
En la elaboración de la norma participaron 85 expertos de más de 35 países y cinco organizaciones vinculadas a este ámbito.
Se trata de la ISO 21902 Turismo y Servicios Relacionados, que establece los requisitos y recomendaciones para facilitar el turismo accesible a todas las personas en igualdad de condiciones.
Fue liderada por la Organización Mundial de Turismo (OMT), la Fundación ONCE para la Cooperación e Inclusión Social de Personas con Discapacidad y la Asociación Española de Normalización UNE.
La norma pionera a nivel internacional, se enfoca al turismo accesible a lo largo de toda la cadena de valor de la industria turística.
Está disponible en español como UNE-ISO 21902 y se dirige a los proveedores de servicios, operadores turísticos, administraciones públicas y destinos turísticos.
Requisitos y recomendaciones para turismo accesible
Para que una playa se considere accesible debe contar con duchas, aseos y rutas que puedan ser usadas por todas las personas.
Las rutas peatonales accesibles en el entorno natural deberían contar entre otros aspectos, con un suelo estable continuo y sólido, señalización, además de proporcionar detalles sobre el itinerario antes del inicio de la ruta.
Con carácter general en sus comunicaciones escritas, los establecimientos turísticos deberían usar un lenguaje sencillo y claro, siguiendo una secuencia lógica, con imágenes y símbolos gráficos cuando proceda, usando el contraste de colores y tipos de fuentes legibles.
El estándar aspira a convertirse en una herramienta clave que haga realidad el derecho de todas las personas a disfrutar de turismo y ocio.