Cancún, QRoo.- Pese a que los ecosistemas marinos costeros cubren menos del 0.5% de la superficie marina mundial, captan carbono a una tasa anual de dos a cuatro veces mayor que la de los bosques tropicales maduros y almacenan entre tres y cinco veces más carbono por área. En un año, estos ecosistemas secuestran una cantidad de carbono equivalente a casi la mitad de las emisiones generadas por el transporte a escala mundial.
Esta es una de las razones que hacen necesaria la integración del carbono azul en la conservación y el desarrollo sustentable, coincidieron expertos durante el Foro organizado por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C (CEMDA) y el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, A.C. (FMCN), en el marco de la Conferencia de las Partes (COP13) del Convenio de Diversidad Biológica que se celebra en Cancún, Quintana Roo.
El carbono azul es el Dióxido de Carbono (CO2) capturado por los ecosistemas marino costeros -manglares, marismas y pastos marinos, principalmente-, los cuales lo secuestran y almacenan tanto en las plantas como en sus sedimentos.
«A pesar de los múltiples beneficios ambientales que ofrecen, estos ecosistemas continúan experimentando tasas de degradación preocupantes. Es por ello que su conservación debe incluirse como prioridad en las estrategias nacionales y estatales de cambio climático y biodiversidad, en las políticas públicas, y ser considerados prioritarios en la asignación de recursos del presupuesto federal», señaló Lorenzo Rosenzweig, Director Ejecutivo del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, A.C.
Por su parte, Gustavo Alanís Ortega, Director General y fundador del CEMDA, dijo que «México tiene comprometida una meta ambiciosa a nivel internacional de reducir el 30% de sus emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) al 2020 y el 50% al 2050. El reto es grande y se requiere llevar a cabo esfuerzos mayúsculos para cumplirlo. Apostar a la protección de los humedales para capturar CO2 a través del carbono azul resulta una medida costo-efectiva positiva y favorable de mitigación que contribuye en gran medida a alcanzar este objetivo.»
Jorge Herrera, experto en carbono azul del CINVESTAV, resaltó que a pesar de los múltiples beneficios de estos ecosistemas, sus tasas de degradación y pérdida siguen en aumento. Esto ocasiona impactos graves como la pérdida de biodiversidad ya que estos ecosistemas son importantes agregadores y áreas de crianza para numerosas especies y filtradores de agua; la mitigación al cambio climático, pues al reducir su capacidad para captar carbono atmosférico, se limita su capacidad de mitigación. Además, al degradarse, estos ecosistemas dejan de ser sumideros para convertirse en emisores del carbono almacenado.
Por todo ello, los expertos resaltaron la importancia de difundir y apropiarnos del concepto de carbono azul para que pueda ser aplicado en la gestión nacional, regional e internacional. Entre las soluciones presentadas destacaron el apoyo a las áreas naturales protegidas como impulsoras de medidas de manejo efectivo en entornos marinos y marino-terrestres.
Asimismo instaron al fortalecimiento de políticas de cambio climático y conservación de los sumideros de carbono azul representa una oportunidad para los propietarios de la tierra, iniciativa privada y gobiernos, de unir esfuerzos en la conservación de los ecosistemas costeros para lograr el desarrollo sustentable de nuestras costas.
