Cancún, Quintana Roo. – De un universo de más de 38 mil cuartos de hotel, Cancún solo dispone de 146 habitaciones adaptadas para los turistas con discapacidad; un buen porcentaje de estas no cuentan con todos los requerimientos para que sus usuarios tengan suficiente movilidad.
Este es apenas uno de los escenarios para quienes viajan a Cancún en una silla de ruedas o con movilidad reducida, comenta Judith Cárdenas, directora de la empresa Cancún Accesible, dedicada hace nueve años a dar transportación y otros servicios turísticos a este mercado. Aunque Judith Cárdenas no ha vivido físicamente la discapacidad, la conoce y vive de cerca a través de los turistas que llegan a Cancún.
Sabe que puede ser denigrante que los levanten con sus sillas para subirlos a un transporte, como suele pasar a su llegada al Aeropuerto; que requieren de un máximo de seguridad a la hora bajar una rampa o simplemente tomar una ducha en la habitación del hotel. Sin embargo, la falta de capacitación en el tema de accesibilidad e inclusión por parte de operadores turísticos puede representar la diferencia en ganar o perder a un cliente repetitivo, y más aún en ofrecer un servicio de calidad a un ser humano.
Durante 2015, Cancún Accesible atención a 3 mil turistas con algún tipo de discapacidad; a esta cifra se suma un cúmulo de situaciones a las que con años de experiencia han aprendido a hacer frente.
“En una ocasión recibimos a un cliente de alto nivel económico quien iba a hospedarse a un hotel de cinco estrellas. Con nosotros había contratado únicamente la transportación. A las pocas horas de dejarlo en su hotel, nos llama pidiendo que lo llevemos a otro lugar porque pese a que le habían dado una habitación adaptada, el baño no cumplía con las características adecuadas para que pudiera entrar a la ducha. Fue anecdótico porque meses antes habíamos sugerido a ese mismo hotel hacer cambios para que no sucedieran este tipo de situaciones, pero no tomaron en cuenta la recomendación”. Agrega que no es el caso de todo el sector; algunas cadenas hoteleras cumplen con los lineamientos internacionales de accesibilidad.
Cuando Judith Cárdenas recibió una rampa para discapacitados en pago por su trabajo, no sabía que estaba heredando el comienzo de una empresa que ha hecho crecer con desvelos, sobresaltos, emociones, pero sobre todo con mucha pasión.
“He sido conductora, enfermera, guía y muchas cosas más por dar un buen servicio, porque las personas con discapacidad no merecen menos”, cuenta. Y agrega que aunque Cancún Acesible es utilizado como ejemplo de avances en el tema de accesibilidad del destino, sus logro han sido resultado de la entrega de su equipo, y no de apoyos por ninguna instancia de gobierno.
Actualmente la empresa tiene más que una rampa. Su inventario incluye tres camionetas adaptadas, de esas en las que no hace falta hacer contacto ni incomodar a las personas; cinco sillas anfibias, sillas para playas y una grúa que ayuda a las personas a subir a sus camas, mayormente utilizada por pacientes.
Sus clientes provienen de Estados Unidos y Canadá, buena parte son repetitivos y diríamos que fieles, en el caso de un turista que suma nueve años recurriendo a los servicios de Cancún Accesible. Insiste en que hace falta capacitación a los colaboradores de las empresas turísticas y visión a la hora de hacer de las playas un lugar accesible, citando el caso de las rampas de Playas Delfines, tan inclinadas que resultan riesgosas hasta para una persona sin discapacidad.
Desde este año Cancún Accesible, creó un programa llamado “Tour Con Causa”, que consiste en que una persona local con discapacidad pueda disfrutar del tour de un turista, previa autorización del cliente. “Para el local no tiene costo, siempre y cuando el turista acepte compartir el transporte. Para el turista es una oportunidad de conocer más sobre la cultura del destino y para el local es una oportunidad de conocer el destino donde vive”. (Por Ángela Paredes )
